08 septiembre 2008

Arias

Hoy quiero quejarme a los señores de Arias (tranquilo Imanol, ni te levantes, que no va contigo) por la ineptitud del diseño de sus tarrinas de queso fresco.

Ya la habían cagado (y bastante) con la puñetera canción del anuncio. Supongo que no hace falta que les recuerde que hay una estrofa que reza que "su sabor será tu amigo más sincero". El sabor de un queso va a ser tu amigo más sincero (de un queso de Burgos, añado, que no sabe a nada...¡toma amigo!), pues es algo que me inquieta desde hace años.
Pero no quiero andarme por las ramas, que no es por eso por lo que he venido. Vamos a ver Arias ,si es que es ese tu verdadero nombre, ¿por qué leches haceis tan mal la pestañita del culo de las tarrinas?. Vosotros pensais que debe ser un diseño de la hostia y que entra el aire que da gusto para que el queso caiga directamente a nuestro plato.


¡Pues no!


Resulta que la pestañita no vale absolutamente para nada. Aunque he de reconocer que siempre le doy una opotunidad, claro que tras ella no me quedan mas narices que clavar un cuchillo (técnica que estoy perfeccionando porque muchas veces se quedaba un trozo de plástico incrustado en el queso y había que buscarlo).

Plantéense muy seriamente mejorar el diseño, porque los señores de Dhul lo han hecho fenomenal en los flanes.


Una quesera indignada.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Ellos no querian que nosotros lo consiguiéramos. Su maléfico plan pasaba por volvernos locos con los quesos frescos y las pestañas, nosotros insistimos, TIENE QUE FUNCIONAR, pero jamás funciona y jamás nos rendimos.

Pero di con la clave. Y sin cuchillos.

Rompa la pestaña. Coloque el vaso bocabajo sobre el platito. Sople por el agujerito que ha dejado la pestaña. Cae. Vaya si cae.

Laura Vila dijo...

Me siento tan arropada ahora mismo.

Laura Vila dijo...

¡¡¡Funcionaaaa!!!
¡Oh, cielos, qué manera de funcionar!

No lo haré delante de las visitas, pero qué maravilla de consejo, oiga.

Anónimo dijo...

La felicidad. Eso y no otra cosa es.

Laura Vila dijo...

¡Coño, Yoda!