25 marzo 2007

La simia


Pues yo creo que sí que es la misma tipa. No pierdan de vista la cara de asquito del señor Lancaster al besar tamaña cantidad de látex. Eso sí, la señorita simia está totalmente entregada (sabrá lo de los rifles y tal).

Dedicado al señor Fanshawe.

21 marzo 2007

PC LIFE


Envidio la vida de mi ordenador. Tener un antivirus para estar a salvo de las cosas pochas, colgarme si veo que me están dando mucha caña y quedarme con la mirada perdida, medio embobada (y que la gente comprenda que en ese momento ya no puedo hacer nada más).
También envidio el poder del formateo, quedar como nueva, que me den una nueva vida.
Pero sobre todo envidio el reinicio, empezar de cero si todo va mal. Borrón y cuenta nueva.

Aunque, quizá lo más mágico y lo que más me gustaría tener en la vida real es esa función que tienen los ordenadores de que su estado vuelva a ser el que era en una fecha anterior elegida por nosotros.
¡Dios, cómo me gustaría poder tener eso en mi vida!

14 marzo 2007

Entierros made in USA.

¿Por qué en las películas y cómics americanos siempre llueve en los entierros?.
Supongo que no seré la única que se ha dado cuenta.
No sé si en el manual de la escuela de Hollywood se ha pactado esto como un recurso dramático.
¿Será que lo hacen así realmente en EEUU?
¿Será que en realidad siempre llueve cuando entierran al alguien?.
¿Serán más listos que nosotros y esperan a que llueva para enterrar a sus difuntos? De esta manera pueden aprovechar que la tierra está más blandita y les cuesta menos hacer el agujero.
Quiero respuestas y las quiero ahora.

Mejor dos que uno.

Un día se abrazaron y, en ese abrazo, estaban encerradas tantas cosas como en una cárcel brasileña.
Después de aquello, el espacio que existía entre sus cuerpos se fue haciendo cada vez más pequeño y sus vidas se fueron uniendo, pero aún se podían distinguir.
Es curioso pensar que entre esas dos personas existía aquél espacio. Un espacio en el que cada vez era más pequeño, pero donde poco a poco iban cabiendo más cosas. Las que se quedaban fuera, probablemente no merecían la pena.
A veces parece que nuestras vidas son cables, cada uno de un color diferente, y que quien está detrás de todo esto es el Gran Electricista. En muchos escritos a Dios se le llama el Gran Arquitecto, porque fue quien diseñó el mundo. Bueno, es una idea. Yo prefiero pensar que es un electricista. Se puede ver la vida de cada uno siguiendo su cable. Ver como se une, durante mucho tiempo, a cables de otros colores: amigos, familiares... Con estos, podemos ir paralelamente durante años.
Otras veces nos tocamos en un único punto, nos separamos increíblemente de otro cable, nos hacemos un pequeño nudo antes de seguir cada uno por su lado.
Pero el gran electricista conoce todos los cables desde que salieron de... (no lo sabemos) y, un buen día, juega con ellos, y se le ocurre empezar a entrelazar dos cables. Cada día les da una vuelta más, hasta que ya no se sabe donde empieza uno y dónde acaba el otro. Hasta que sus colores casi podrían conformar una nueva tonalidad.
El Gran electricista hace que salgan chispas, es el responsable de que el cable se queme o que aguante enrollado años, décadas, siglos...
El caso es que, volviendo a nuestra historia.... Ella lo notó en aquél abrazo. No era el primero, pero fue dirferente a todos los demás. Fue diferente a todo lo que ella había conocido hasta ese momento. Ella no sabía que podía sentir esas cosas. Y todo aquello estaba encerrado en un abrazo.
Y en ese momento lo supo: Ya no hay marcha atrás.
Estaba perdida, no podía hacer nada, no podía escapar. Se quedaría atrapada para diempre en aquél abrazo, para bien o para mal. Le daba igual cómo pudiesen salir las cosas. No era exigente. Sólo deseaba volver a sentir algo así alguna vez en la vida. Fue como una droga. Quería volver a sentir aquél abrazo.
No os hagais ilusiones. Ese momento no se repitió, aunque ella quedó atrapada igualmente.
Después de aquello vinieron otras sensaciones totalmente nuevas. Había momentos que dolían hasta exprimirla el corazón, otros que la hacían ser la mujer más feliz del mundo. Lo importante es que, todos y cada uno de esos momentos le hacían sentirse realmente viva.
El dolor se quedaba durante mucho tiempo a su lado y ella le saludaba todas las mañanas con una sonrisa, porque había aprendido a vivir con este nuevo compañero de piso que, en tantas ocasiones no le dejaba dormir.
El placer era más fugaz, como esas personas especiales que conoces una noche en la que te ríes hasta que te duele la cara y comperten contigo un momento.
Pero no todo era como esto. Con él descubrió un placer que iba mucho más allá. Un placer que siempre estaba allí y que le acompañaba siempre. Aquél placer era capaz de transmitirle una tranquilidad sólo comparable con el sonido de las estrellas.
Y todo esto, sólo había alguien que se lo podía dar: él.
Desde el abrazo, ella supo que no habá habido nadie antes y temió, porque no habría nadie después. Pero sabía que todo, todo, valdría la pena por probar aquello, aunque sólo fuese un día.
Aunque, hay días que pueden marcarte toda la vida (y noches que hace que tu existencia se dé la vuelta).
A veces, sólo basta con unos dibujos animados y unir el cable del ratón con el del teclado.
Unos días ella dormía cabeza abajo, otros días no dormía. Le salían raíces de esperar, a pesar de que ella no quería echarlas en aquél lugar. Ella sentía que también quería marcharse y vivir más. Volar muy muy lejos.
A pesar de todo esto... Si le hubiesen regalado otra vida, la hubiese vivido con él.

Puertas giratorias.



Hoy me gustaría lanzar una pregunta al aire: ¿Para qué se inventaron las puertas giratorias?.
¿Cuál podría ser el problema que se intentó solucionar con ellas?.
¿Qué mejoras conllevan?.
Gracias por su colaboración.

12 marzo 2007

Cosechando...

Acababa de amanecer y Pablo se disponía a seguir su rutina de todas las mañanas: darle un beso a su mujer, desayunar juntos y salir en seguida a trabajar en el huerto para, más tarde, pasear con su rebaño, para que pudiese comer un alimento más fresco que el que había cerca de su casa.
Pablo cuidó con primor su cosecha y paseo junto a su ganado cuidando con cariño a cada animal. Era una buena mañana en la pecera, este año la cosecha de algas sería exquisita y el rebaño estaba compuesto por verdaderos peces campeones (puede que alguno pudiese ganar algún premio en la feria).
Después de tanto tiempo, de tanto trabajo, esfuerzo y mimo... todo daba su fruto.
En ningún lugar se vivía como en la pecera.

Adidas es puro teatro.

¿No les llama la atención el nombre que tienen ahora los teatros de Madrid?. A mí me llega hasta a preocupar. Resulta que ahora tenemos el Teatro Movistar y el Teatro Hagen Dasz (no sé cómo se escribe, tampoco me esforzaré en descubrirlo) en plena Gran Vía de Madrid. Y lo que era la Sala Arena, ahora es la Sala Heineken.
Es que me da como grimilla. Es posible incluso que estas empresas estén haciendo una buena acción por esos teatros, lo mismo estaban a punto de ser demolidos, pero... ¿No pueden mantenerles el nombre?, ¿qué les cuesta?. Con lo bonito que es escuchar: Teatro Apolo, Maravillas, María Guerrero...
Pero decir Teatro Hagen Dasz me chirría los oídos. ¿Se imaginan el Teatro Starbucks o el María Fontaneda? (este último, por lo menos, parecería el nombre de una actriz).

En fin, todo pasa y todo cambia. Probablemente, si viajamos a EEUU ya podamos encontrar alguna "Biblioteca Schwarzenneger" (algún día les hablaré sobre los vaticinios en las películas de ciencia ficción americana).

Teatro María Guerrero suena bonito, Teatro Hagen Dasz suena a cachondeo.


Gracias por leer.

Adiós pongo por escrito.

La gente suele hacer cartas de despedida.
Despedida... ¿para qué?. Si de verdad quisieses irte te despedirías en persona y te irías. Lo de la carta es porque quieres quedarte, quieres que te retengamos, porque eres un cobarde para irte y para despedirte.
No me escribas cartas y vete.

Esto no es una carta de despedida.